14 abril, 2021

Mensaje de Cierre. XXIII Encuentro de la RIFREM, 2021.

Llegamos al final de este nuestro encuentro número 23 de la Red de Investigadores del Fenómeno religioso. Cada uno ha tenido sus rasgos específicos dentro del largo proceso de conformación constante de nuestra red. Y éste ha sido una verdadera afirmación de sobrevivencia en un contexto nacional y global sumamente desfavorable.

Después de haberlo pospuesto el año pasado por primera vez en la historia de la RIFREM y con la esperanza de poderlo realizar presencialmente, este encuentro virtual ha mostrado la gran vitalidad en nuestra red. La voluntad y capacidad técnica del comité organizador local presidido por Carmen Anaya y apoyada por el doctor Jorge Téllez López como rector del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, conjuntamente con la labor colegiada del Consejo de la RIFREM, y en particular el enlace entre ambos realizado con eficiencia y amabilidad por Maru Patiño, nos han dado la oportunidad de  “sentirnos cerca aunque estemos lejos” como dijo Gabriela Fierro, y de paso afirmar que  “no habrá virus que detenga el pensamiento y la creación” como dijo Hugo José Suárez en la conferencia inaugural.

No sólo tuvimos una buena participación en las 19 mesas temáticas, y 3 paneles de primer nivel sobre temas que consideramos son de interés público y que ya se están convirtiendo en una tradición en la organización de nuestros encuentros, como parte de nuestra labor de participar en las discusiones públicas de nuestro país.

También tuvimos la premiación de las tesis ganadoras del premio RIFREM, con lo que queremos dar impulso y visibilidad a los nuevos investigadores profesionales de nuestra red. Un agradecimiento especial para Olga Odgers y a Luis Jesús Martínez por organizar esta convocatoria y el proceso de evaluación de manera tan cuidadosa y profesional.

Pero además, haciendo de tripas corazón, el formato virtual nos ofreció nuevas oportunidades de conexión nacional e internacional. Sobre todo, nos permitió avanzar en el proceso de creciente vinculación y colaboración que venimos realizando desde hace varios años con la querida Asociación de Cientistas Sociales de Religión del Mercosur, sin duda la principal organización profesional de estudiosos de la religión en el cono sur, y a la cual ya pertenecemos. Tuvimos la oportunidad de conocer, compartir y discutir las más recientes publicaciones en español y portugués de nuestra área temática, e impulsar nuestra participación en las distintas revistas latinoamericanas de nuestro campo. Con esta conexión, tanto los sudamericanos como los mexicanos nos volvemos más latinoamericanos. Un agradecimiento a Rodrigo Toniol, presidente de la Asociación, y a Toño Higuera por fungir como enlace entre ambas organizaciones.

Otra ventaja importantísima que nos proporcionó la virtualidad es la participación ampliada a través de las transmisiones y comentarios en redes sociales. Muchísimas gracias a los encargados de comunicación del CU Costa y los medios de la RIFREM, Rosario Ramírez y Nahayeilli Juárez Huet, apoyadas por la doctora Arcelia Paz, por esta labor que padece una situación paradójica: no se ve quien la hace, pero eso hace que nos vean.

A propósito de ello, en las redes del CU Costa se reportaron durante el evento más de 3,000 “alcances orgánicos” (es decir, no inducidos o pagados). Hoy por la mañana (día del cierre del encuentro) contabilizábamos más de 1500 vistas de nuestros eventos plenarios, y contando.  De hecho, esa ventaja está aún por ser aprovechada a través del próximo posteo de nuestras sesiones temáticas, que de esta manera esperamos colaborar al creciente acervo videográfico de nuestros eventos que la pandemia nos está dejando para nuestro trabajo investigativo, de docencia y de divulgación.  Así que estemos pendientes para colaborar todos en esta tarea.

Como les escribí después del evento de Tijuana, siempre durante los encuentros de nuestra red me siento muy afortunada de contar con este espacio siempre tan generoso, no solo en retroalimentaciones y estímulo académico, sino también en risas, complicidades, apapachos, compañía en nuestras cosas. Y para esto en esta edición no contamos con pasillos o barecitos, pero contamos con tiempos extras en nuestras mesas virtuales o incluso con la sala 8.

No sé cómo sea en el marco de otras temáticas de investigación, pero la nuestra no sólo ocupa nuestra cabeza: nos ocupa enteros. Tal vez por eso los compañeros de trabajo se vuelven entrañables, los nuevos rostros no sólo son bienvenidos, sino que son esperanzadores y nuestras reuniones me parecen hoy imprescindibles. Digamos que los encuentros RIFREM me dan siempre un “subidón” como dicen los españoles.  Y  creo que aprovechando la incorporación de la modalidad virtual a nuestra interacción, podemos seguir en red, es decir “enredados” a la largo del año y hasta nuestro próximo encuentro.

Este año no ha sido fácil.  Muchos de nosotros estamos sufriendo pérdidas de familiares y amigos. No queremos terminar esta reunión sin expresar a nombre del Consejo de la red nuestra tristeza por la pérdida de Alfonso Hernández, creador del Centro de Estudios Tepiteños y un decidido impulsor del estudio y la promoción cultural, que muchos extrañaremos, sobre todo su hermano Alberto, miembro de nuestro consejo.

También he de decir que en estos dos años, particularmente desde nuestro último encuentro en Creel, en el consejo hemos ensayado formas más participativas y colaborativas de trabajo. Se está dando una lenta pero clara transición generacional que mucho nos beneficiará y de hecho le abre futuro a nuestra red.

Por lo pronto, cerramos el encuentro numero 23 contentos y agradecidos, con la certeza que nos da saber dónde nos reuniremos:

!Nos vemos el próximo año en

la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México!

Cristina Gutiérrez Zúñiga

 

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